Una perro samurái contra el mundo
En los últimos años el mercado de indie games estuvo en alza y sigue en su apogeo. Estos desarrolladores se atreven a experimentar con nuevas formas de impresionarnos y traernos de vuelta aquellos días en que las mecánicas y los juegos en general eran más simples. En esta ocasión analizaremos un juego de la desarrolladora brasileña Hungry Bear Games, Dogurai.
Dogurai es un juego de plataformas inspirado en la época del GameBoy original, que toma inspiración de juegos como Megaman y haciendo uso de mecánicas más modernas, como los quick time events.
Megaman estuvo aquí
La historia es la que te ponen en el juego y en la sinopsis introductoria. Nada del otro mundo, una historia simple que funciona, me hubiera gustado un poco más de profundidad en los personajes y jefes, tiene mucho potencial de esta parte. Me gustaría ver algún DLC mas adelante.

Éste título toma lugar en un futuro distópico, donde las fuerzas del orden han sido reemplazadas por robots y su creador ha decidido tomar control del mundo. Aquí es donde tomamos control de Bones, un perro samurái retirado, que luchará contra esta amenaza por sí solo, para rescatar a su amigo y compañero, Rider.
Piensa rápido y actúa rápido
Es una entrega simple, con 8 niveles con diferentes temáticas, variaciones en la jugabilidad, enemigos y diferentes jefes que tendremos que enfrentar. Nos enfrentaremos, al mejor estilo de Megaman, enemigos robóticos y jefes con características animales que poseerán un poder elemental acorde al nivel en el que se encuentre.
Bones no tiene un amplio rango de habilidades, pero con las que tiene serán suficiente para abrirse paso a través del juego, con su espada puede realizar un combo de 3 ataques a sus enemigos, además de cortar proyectiles al medio para evitar se dañado, puede deslizarse y aturdir brevemente a quien tenga enfrente, y puede realizar un doble salto. Como mencionamos antes, hay elementos de Quick Time Events, que solo encontraremos en ciertos enemigos y en los jefes, que nos ayudaran a hacer más rápida la batalla.

Los controles son simples y las físicas funcionan bastante bien, pude notar algún que otro input delay (Jugando la versión de Switch), pero nada que impida o sea dificultoso en el avance del juego. No obtendremos power ups, pero podremos desbloquear otro personaje si se completa el juego apropiadamente. Me hubiera gustado un sistema de puntaje como en juegos más vieja escuela para potenciar el factor de rejugabilidad.
Sonidos básicos pero se disfruta
La música no representó nada excepcional para mí, tiene sus momentos, pero nada que pueda llegar a ser remarcable más que la pantalla de título y el primer nivel. Más allá de eso, hicieron buena utilización de las “limitaciones” para lograr que la experiencia de sonido y música sea fiel a la época que quieren representar.
Gameboy Color
Con los gráficos lograron capturar la esencia de estar jugando un juego de la Gameboy Original y, hasta, de un GameBoy Color. Con la posibilidad de dejar una paleta estática con los colores negro y verde, hasta una paleta dinámica que cambiará con cada nivel que atravesemos.
Lo único que destacaría es que en algunos niveles los sprites de los enemigos se confunden con el fondo y resulta difícil diferenciarlos, además que se utilizan, a veces, colores muy planos. Más allá de eso, tiene animaciones muy buenas y una gran fidelidad a la premisa que nos ofrecen.

A lo largo de la partida, entraremos a habitaciones donde habrán animales que nos darán un pequeño cuadro de dialogo y nada más que eso. Me pareció importante mencionar si se quiere completar 100% el juego. Además en estas zonas se puede ver un apartado de arte un poco distinguido a lo que vemos normalmente y nos sirve como un pequeño respiro de la aventura.
